Tenemos por delante, a partir de esta misma semana, un tiempo litúrgico importante: la Cuaresma. En este tiempo, que comienza el miércoles de ceniza, se nos invita a una conversión que nos sirva de preparación para la Pascua.
A lo largo de cinco semanas, la Cuaresma nos permite ir siguiendo el camino de Jesús hacia Jerusalén y hacia su muerte, desencadenada finalmente por su gesto contra los mercaderes del Templo. Para el cristiano es un tiempo fundamental, en el que se nos propone que nos detengamos a reflexionar, a reconocer nuestros fallos y sobre todo a proponernos cambiar de vida. Es tiempo de perdón y de reconciliación, tanto con Dios como con nosotros mismos y con los hermanos. Y sobre todo, tiempo de cambios.
Como Coro, tenemos por delante ahora cinco domingos en los cuales los cantos no serán tan alegres y festivos como otras veces. Tendrán como temas preferente ese reconocimiento del mal que hay en nosotros, esa confianza en el amor misericordioso de Dios, siempre dispuesto a acogernos a pesar de nuestra limitación, y ese propósito de conversión para poder seguir mejor a Jesús.
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